Bolivia elige este domingo en segunda vuelta a un nuevo presidente entre dos candidatos de derecha: el exmandatario liberal Jorge “Tuto” Quiroga y el representante del Partido Demócrata Cristiano (PDC) Rodrigo Paz. La votación se da en medio de una crisis económica caracterizada por la falta de dólares, la escasez de combustibles y el encarecimiento de productos básicos. El resultado supondrá también el fin de casi veinte años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) que ha encabezado el expresidente Evo Morales.
Giro a la derecha
Al frente de Alianza Libre, Quiroga propone recuperar la economía de Bolivia mediante un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para restablecer las reservas de dólares, seguido de gestiones con otros organismos, así como reducir el número de ministerios, viceministerios, entidades descentralizadas y funcionarios del Estado. También promete combatir el narcotráfico, fortalecer la seguridad económica y social, y diversificar la producción nacional a través de la exportación agrícola —como la quinoa y la soja— y de recursos estratégicos como el litio, el estaño y el zinc.
Por su parte, Rodrigo Paz ha impulsado su campaña bajo el lema “capitalismo para todos”, con un programa que incluye recortes al gasto público, la formalización del empleo, y reformas constitucionales destinadas a atraer inversiones privadas. A diferencia de su rival, descarta acudir al FMI. Otra de sus propuestas es la legalización de vehículos «chutos» o sin papeles. Es una medida criticada especialmente en Chile, donde se denuncia que muchos de esos autos fueron robados en esa nación y luego vendidos en el país andino, aunque Paz asegura que los vehículos con denuncia de hurto serán devueltos a su lugar de origen.
Milton Machuca Cortez, analista político y docente en la Universidad Católica Boliviana (UCB-PAM), explicó a Página|12 que Quiroga representa a una derecha más dura y Paz a una derecha más gerencial. «Tuto, con ese traje de tecnócrata, quiere una especie de shock al recurrir al FMI, obtener dólares rápidos y una apertura acelerada al gas y al litio. Es decir, un orden contable a costa de un ajuste social», señaló. «Él plantea mucho slogan, pero poca política pública para los sectores empobrecidos en Bolivia», añadió.
«En el caso de Rodrigo Paz, yo lo clasificaría o catalogaría como una derecha gerencial, porque él habla de eficiencia y un recorte gradual. Cambia el tono, pero no el libreto de levantar subsidios universales sin un mapa social claro y abrirse al capital externo», explicó sobre el representante del PDC. «Ambos candidatos evaden decir quién paga la crisis. Es como que practican la filosofía de pirrón, un pirronismo electoral: no afirman ni niegan, pero administran bien la duda», subrayó.
Las fórmulas presidenciales
Nacido en Cochabamba el 5 de mayo de 1960, Quiroga fue vicepresidente de Bolivia entre 1997 y 2001, año en que asumió la Presidencia por sucesión constitucional tras la renuncia del entonces mandatario Hugo Banzer, quien dejó el cargo por motivos de salud. Sus adversarios del MAS lo describen como un tecnócrata “progringo” y “racista”, mientras que él se define como un liberal que busca poner fin a 20 años de socialismo, no solo en Bolivia sino también en Venezuela y Cuba, según ha reiterado a lo largo de su campaña.
Su compañero de fórmula, Juan Pablo Velasco, es presentado como un exitoso emprendedor tecnológico por haber fundado Netcomidas.com, una empresa emergente dedicada a la entrega de alimentos que luego fue adquirida por la cadena PedidosYa. Este candidato a vicepresidente generó controversia cuando se revelaron antiguas publicaciones en la red social X —anteriormente llamada Twitter— en los que hablaba de matar a los collas (indígenas del occidente de Bolivia), cuya autenticidad fue confirmada por las principales plataformas de verificación del país.
Por su parte, el candidato del PDC es hijo del expresidente boliviano Jaime Paz Zamora (1989-1993). Nació en la ciudad española de Santiago de Compostela en 1967 y vivió su niñez en varios países debido a que sus padres fueron perseguidos durante los gobiernos militares. Es economista y tiene estudios en relaciones internacionales, además de experiencia en el sector público al haber sido diputado, concejal y alcalde de la ciudad sureña de Tarija entre 2015 y 2020. Actualmente es senador. En su linaje también aparece su tío, el guerrillero Néstor Paz, que murió de inanición luego de un combate, y su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro, cuatro veces presidente (1952-1956, 1960-1964, de agosto a noviembre de 1964 y 1985-1989).
Paz llegó al balotaje de manera inesperada, tras ganar la primera vuelta con el 32,06 % de los votos, frente a Quiroga, que obtuvo 26,70 %. Las encuestas lo ubicaban entre el tercer y quinto puesto apenas una semana antes de esa elección. Edmand Lara, un expolicía e influencer a quien incorporó como candidato a la vicepresidencia, a veces le roba protagonismo. En 2023, este compañero de fórmula fue suspendido por un año de la Policía y encarcelado brevemente tras una denuncia de una sargento que lo acusó de uso indebido de influencias, usurpación de funciones y obstrucción al ejercicio público. En las últimas semanas, pidió disculpas en redes sociales luego de comparar a Bolivia con personas que tienen cáncer, al decir que el país está enfermo de corrupción.
Relaciones con Estados Unidos
Según Machuca Cortez, gane quien gane, tras el balotaje puede producirse un alineamiento con Estados Unidos, en una lógica similar a la que mantiene el presidente argentino Javier Milei. “Seguramente se va a plantear una especie de alineamiento con el eje Washington–Milei–FMI, con condicionalidades como dólares con una correa corta”, explicó.
A su juicio, ese escenario dejaría menos margen para la articulación de políticas soberanas y favorecería la presión de los grandes grupos económicos. “Va a haber más lobby minero y financiero dictando el ritmo, es decir, va a haber una especie de gobierno títere de Washington”, advirtió. «Se puede ganar confianza del mercado en este nuevo escenario, pero vamos a ir perdiendo cierta autonomía estratégica. En un buen criollo, esto se refiere a que nos dan dinero, pero nos mandan», afirmó.
Machuca indicó que el problema de ambos candidatos es que no plantean fortalecer la base productiva del país «Si no fortalecemos la base productiva, no diversificamos los pilares productivos, nuestra economía no mejorará, es decir, el costo de esta crisis lo va a pagar el pueblo», indicó. «Hay salida para la crisis que atraviesa el país, pero no con estos esloganes de derecha, sino con reglas que protejan a las mayorías, y un estado que negocie de pie y no de rodillas ante las transnacionales y ante Washington», remarcó.
Recta final
A una semana de las elecciones se publicó la última encuesta antes del silencio electoral que impera desde el jueves, tal y como marca la legislación boliviana, en la que Quiroga se sitúa por delante en las preferencias de los votantes. El expresidente obtendría el 44,9 % de los votos, según el sondeo elaborado por Ipsos CIESMORI para el canal Unitel frente al 36,5 % de Paz, en línea con encuestas anteriores, aunque el 20 % de indecisos puede ser definitorio para un posible cambio de tendencia. Esa misma encuesta identifica la situación económica como la principal preocupación de los ciudadanos bolivianos, que reclamarán las soluciones inmediatas que tanto Paz como Quiroga han prometido en campaña buscar fuera del modelo estatista de estos años.
Será la primera vez en la historia del país que los gobernantes se definan en un balotaje, un mecanismo incorporado en la Constitución vigente desde 2009. Tal como en la primera vuelta del pasado 17 de agosto, en Bolivia podrán votar más de 7,5 millones de personas mayores de 18 años, mientras que en el exterior hay más de 369.000 votantes inscritos en 22 países. El nuevo presidente tomará juramento el próximo 8 de noviembre para un periodo de cinco años, en un escenario regional marcado por la agenda electoral, con las legislativas argentinas a la vuelta de la esquina y las presidenciales en Honduras y Chile antes de fin de año.
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