28 de octubre de 2025

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Descubrimiento en suspenso: de “hito nacional” a controversia 

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De manera reciente, un grupo de científicos franceses y argentinos realizó una rueda de prensa sobre un hallazgo contundente. Diversos medios se hicieron eco en lo que denominaron, sin tapujos, como un “hito nacional”. Resulta que en Catamarca anunciaron haber hallado los restos arqueológicos más antiguos de Sudamérica. Mientras que, según los enfoques mayoritarios, los registros de actividades humanas más remotos eran de 15 mil años, los identificados en Cueva Cacao de Antofagasta de la Sierra fueron mucho más allá. Se trata, aparentemente, de indicios de 30 o 40 mil años y modifican la historia contada hasta el momento con respecto al poblamiento en el sur del continente americano.

Una noticia maravillosa, sin embargo, que rápidamente despertó una controversia. De una parte, un equipo de expertos comandado por Jorge Martínez, arqueólogo del Conicet, que participa del grupo que comunica el descubrimiento científico «revolucionario». De otra parte, otros arqueólogos del Conicet, condensados en la voz de Gustavo Politis, que levanta las alarmas y corre a custodiar el terreno: si no hay un paper publicado, difícilmente el resto de la comunidad pueda analizar si el hallazgo representa un hito. 

En diálogo con Página 12, Politis dice: “Este hallazgo en Cueva Cacao no ha sido aceptado ni rechazado pura y simplemente porque no está publicado. No hay una presentación de los datos como para que los arqueólogos podamos evaluar las evidencias a favor o en contra. Por lo tanto, no se puede hablar de un hito nacional para referirse a este descubrimiento. Falta una presentación y una evaluación de los datos”. Se puede leer: los científicos se apuraron y difundieron una noticia sensible para este campo de la ciencia de manera apresurada. 

Un hallazgo singular

La semana pasada, un equipo de científicos argentinos y franceses informó a través de los medios el hallazgo, en niveles estratigráficos profundos, de artefactos líticos, fibras vegetales y costillas de megafauna (megaterios, perezosos gigantes) de 39 mil años. Esto, a priori, podría ser un indicio de la coexistencia entre personas y animales. En capas superiores, de 3 mil años, reportaron –además– piezas que remiten de manera indudable a un pasado humano, como mechones de cabello, sandalias, cerámicas, pinturas y sonajeros. ¿En dónde radica el debate, entonces? En que el trabajo fue presentado como un parteaguas en torno a la historia del poblamiento de América. Sin embargo, no hay ningún artículo publicado que el resto de la comunidad científica pueda debatir.

De hecho, en Catamarca fue tal la algarabía que el propio gobernador Raúl Jalil recorrió la Cueva Cacao. Se trata de un escenario en el que ya se habían producido otros hallazgos vinculados a pueblos originarios y en el que se observan pinturas rupestres de camélidos, personas y máscaras que conservan su atractivo.

Como corolario, algunos medios se entusiasmaron con la novedad porque este descubrimiento, aparentemente, tenía la legitimación que provenía de Europa. Como la dirección científica de las excavaciones fue realizada por Eric Boëda, profesor del Departamento de Antropología de la Université Paris Nanterre, el trabajo adquiría credenciales de validación extra.

Frente a ello, Politis responde: “Se dice en una conferencia de prensa (en la que se relatan los testimonios de los científicos argentinos y franceses de la expedición), que durante mucho tiempo el trabajo de Carlos Aschero (investigador del Conicet jubilado que se destacó por haber trabajado en Cueva Cacao) había sido rechazado, y la invitación a los arqueólogos franceses estaba relacionada con legitimar sus hallazgos. En verdad, la presencia de expertos extranjeros no valida nada; la aceptación de un sitio arqueológico tiene que ver con los datos que se presentan y su análisis. No somos tan colonizados”.

La controversia

Gustavo Politis, arqueólogo de amplia trayectoria, discute el modo en que el supuesto hallazgo se comunicó y afirma que la novedad en Catamarca no puede ser pensada como un hito. Lo explica a través del prisma de la historia y desenvaina las diferentes tesis que explican el poblamiento del continente.

No hay un solo modelo, un paradigma único de ocupación de América, sino varias propuestas, algunas más aceptadas que otras”, apunta. Una postura de mayor aceptación en el pasado y que ahora tiene menos adeptos indica que hace 13 mil años, la cultura Clovis fue la primera población humana que llegó desde Asia a Norteamérica. Otra propone que los seres humanos habían llegado antes de ese momento, hace unos 16 o 17 mil años.

Esta última considera que la ocupación en América del Sur más antigua estaría entre los 14 o 15 mil años. “Se basan en la evidencia arqueológica y las dataciones radiocarbónicas de algunos sitios, como Huaca Prieta en Perú, Monteverde II en Chile y Arroyo Seco II en la región pampeana. Es en la que personalmente creo”, detalla Politis. Hace unos años, junto a otros colegas, el propio investigador publicó un trabajo en la revista Plos One en el que analizaba estadísticamente las dataciones más antiguas y estimaron que el ingreso de los seres humanos a Sudamérica podría ubicarse alrededor de los 15.500 años.

“Hay otros investigadores que plantean una tercera posibilidad, alrededor de los 20 o 40 mil años. Es el caso de Eric Boëda (quien ahora también lidera el trabajo en Catamarca), en base a unos sitios en Brasil. Representa una propuesta minoritaria y la evidencia es discutible. No es para rechazarla, pero no tiene una fortaleza tal como para corroborar una ocupación humana en América del Sur antes de la última glaciación”, sostiene.

Incluso, hay propuestas de ocupación continental que rondan los 100 mil años. “Por eso, esta idea de que el hallazgo en Catamarca rompe un paradigma es falsa. Hay algunos modelos más consensuados que otros, pero una variedad de propuestas que va desde los 13 mil a los más de 100 mil años de antigüedad para datar la llegada de los seres humanos a América”, ensaya Politis.

Y remata: “La evidencia, a priori, no apoyaría este modelo de seres humanos viviendo a 3800 metros de altura, hace 40 o 50 mil años, porque entre todas las evidencias que conocemos del área andina, ninguna supera los 13 o 14 mil años. Hay decenas de sitios excavados, con fauna pleistocénica, con artefactos líticos. En toda América del Sur no hay un solo esqueleto humano datado con más de 12 mil años. De confirmarse, este sería un hallazgo que no articula con la información arqueológica regional existente”.

Habrá que esperar

No hay controversia si los dos polos de la conversación no tienen el derecho a desarrollar su enfoque. Sin embargo, consultado por este diario, Jorge Martínez, investigador del Conicet que protagoniza el trabajo en Catamarca, contestó que prefiere evitar cualquier polémica y elige esperar a realizar la publicación del paper. Acuerda con Politis en que es mejor de ese modo y prevenir así más suspicacias acerca del avance. Habrá que esperar, entonces, para conocer más al respecto.

Vale destacar que la investigación en Catamarca es muy interesante, que incorpora décadas de esfuerzos y que combina un enfoque interdisciplinario, que integra arqueología, geociencia, biología, paleoecología, botánica y técnicas analíticas de punta. Quizás el apuro por comunicar una buena noticia jugó una mala pasada. Después de todo, la ansiedad nunca es buena consejera.

Así se mueve la ciencia: desplaza las fronteras de lo que se sabe a partir de conocimiento probado. En ese proceso, las discusiones están a la orden del día, solo que en pocas ocasiones los científicos debaten más allá de los laboratorios, como sucedió en este caso.  

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