28 de octubre de 2025

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EE.UU: Trump, el estado policial y la escalada represiva a migrantes       

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  La política interna de Donald Trump reproduce en espejo su política exterior. Es igual de violenta y no repara en las víctimas que deja a su paso. Tiene una retórica agresiva que deshumaniza a grupos que se propone erradicar. Avanza con la inoculación del miedo como metodología. Convirtió a EE.UU en un estado policial y apela a montajes espectaculares en sus formas de intervención. Eso es lo que expresa ICE, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas por sus siglas en inglés. 

El incremento de sus operativos del ICE ha sido exponencial en los últimos días. Esta especie de Gestapo del siglo XXI continúa a la caza de ciudadanos de segunda categoría que el gobierno de Estados Unidos considera presencias molestas en su territorio. Su despliegue se acompaña con el envío de la guardia nacional a aquellas ciudades donde se realizan protestas contra un régimen que millones de estadounidenses ya perciben como una monarquía o tiranía. Las marchas bajo la consigna “No kings” lo confirman. Se multiplicaron por miles en Estados Unidos.

ICE, la fuerza de choque que irrumpe en los domicilios o trabajos sin órdenes de allanamiento o con disposiciones administrativas que ni siquiera firma un juez, es la agencia del gobierno con mayor presupuesto federal. El dinero que se le asignó para cubrir los cuatro años del mandato de Trump ascenderá a 75 mil millones de dólares hasta 2029. Supera al del FBI y la DEA. Una de las primeras medidas que adoptó fue incorporar 10 mil agentes con un icentivo inusual. Cada muevo integrante accedió a una bonificación por firmar su contrato de hasta 50.000 dólares.

Ni aún con semejante desembolso económico, el presidente republicano podrá cumplir su meta de un millón de deportados este año. Pero las redadas continúan, son cada vez más violentas y se profundizaron después de que 7 millones de estadounidenses lo repudiaron en distintas marchas por el país. En Chicago, una de las ciudades asediadas por la guardia nacional, el alcalde Brandon Johnson viene enfrentando las políticas draconianas de Trump. Por eso el presidente pidió que se lo encarcele por falta de cooperación con los operativos de ICE.

La misma medida exigió para el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, el estado donde se encuentra Chicago. Como él, Johnson también es demócrata y ambos decidieron desafiar la presencia de ICE en apoyo a las comunidades migrantes. Los une la resistencia a las políticas xenófobas de Trump, aunque tienen dos orígenes sociales muy diferentes.

Pritzker es un multimillonario judío, de origen ucraniano, uno de los dueños de la cadena de hoteles Hyatt, filántropo y posible presidenciable para las próximas elecciones de EE.UU. Como gobernador acaba de firmar una orden ejecutiva para investigar los abusos cometidos por agentes federales. Johnson es negro, ex maestro de escuela pública, sindicalista y lideró la huelga docente de 2012. En las últimas horas se paseó por diferentes zonas de Chicago repartiendo carteles que decían: “ICE Free ZONE” (Zona libre de ICE).

En la ciudad –la tercera de EE.UU -, como en Nueva York y Los Ángeles, las dos más grandes, se producen vigilias en los centros de internamiento de extranjeros que dispone ICE. Activistas del movimiento No Kings de Chicago definieron a los operativos de la Agencia como “actos de terror” donde “las familias desaparecen de la noche a la mañana”.

Palantir, empresa de vigilancia

El ideólogo detrás de las políticas migratorias del gobierno republicano es Stephen Miller, un político de extrema derecha y accionista de Palantir, la empresa de vigilancia global que Israel utiliza en la Franja de Gaza para cazar palestinos con su sofisticado sistema de Inteligencia Artificial.

En junio de este año, el sitio The New Republic publicó un artículo bajo el título “Un informe contundente expone los turbios vínculos de Stephen Miller con Palantir”, donde señaló que “la administración Trump le encargó a Palantir la construcción de un sistema masivo que permitiera a las agencias federales compartir mejor sus datos, creando una enorme base de datos que servirá como herramienta de vigilancia para el Estado. Palantir también ha estado buscando colaborar con los esfuerzos de la Armada de EE. UU. para acelerar la construcción de buques de guerra”.

Miller, un cruzado de campañas contra ciudadanos del mundo que buscan un horizonte de expectativas en Estados Unidos, es autor de frases como «llevamos años diciendo que esta es una lucha para salvar la civilización. Cualquiera con ojos puede verlo ahora” o “usaremos todo el poder de las fuerzas federales bajo el mando y dirección del presidente Trump para salvar al país de esta ocupación”.

El vicesecretario general de la Casa Blanca cumplió funciones durante la primera presidencia del magnate republicano, donde ya se destacaba por su xenofobia. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) o el Southern Poverty Law Center describen sus ideas como extremas y discriminatorias. El antecedente más recordado que se le atribuye fue la separación de familias migrantes. Padres e hijos quedaban incomunicados cuando eran abordados por los agentes de ICE durante el primer mandato de Trump, política que se reforzó este año por la influencia que ganó Miller en el entorno presidencial.

La refinada ingeniería represiva de la Agencia que depende de Miller y su responsable directo, Todd Lyons, incluye elementos que algunos especialistas en seguridad consideran de tortura, como un sistema de amarres mediante correas que llaman “burrito” y que inmoviliza todo el cuerpo del prisionero a deportar. Es una especie de camisa de fuerza cuyo dispositivo se conoce por la sigla WRAP. La agencia AP descubrió en una investigación periodística que ICE lo usó pese a que la división para los derechos civiles del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) —la agencia que supervisa a ICE— había alertado sobre sus consecuencias negativas en 2023.

  Estados Unidos se ha vuelto un país irrespirable. Trump juega al filo de una idea que se extiende por el país. Un conflicto civil que se salga de cauce. Ya cerró el gobierno por falta de fondos. ¿Qué es lo que puede venir después? No se sabe.

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