En poco más de un año y medio, bajo la política económica en ejecución se produjo el cierre de 17.600 empresas, de las cuales 1800 pertenecen a la industria manufacturera. La industria textil, una de las ramas particularmente más perjudicadas, perdió 11.500 empleos y 380 empresas bajo el gobierno de Javier Milei, a causa del declive del consumo, la apreciación del peso y la apertura de las importaciones, según expuso un informe de la Fundación ProTejer en el marco del encuentro ProTextil 2025. El reporte reflejó que las firmas que tuvieron que bajar las persianas entre diciembre de 2023 y junio de 2025 son mayoritariamente compañías medianas o familiares vinculadas a la confección y al calzado.
El informe pone de relieve el impacto de un programa económico que, como el que encabezan Javier Milei y Luis Caputo, «prioriza la estabilidad inflacionaria por sobre la producción, el empleo y el tejido social». La apertura importadora y el atraso cambiario, sumado a la caída del consumo, «afectó gravemente a la industria nacional», destaca el ianálisis que firman las investigadoras Priscilla Makari y Lucía Knorre, de la Fundación ProTejer.
En el marco de la realización del ProTextil 2025, la fundación puntualizó que se exhibe una contracción del 14,5 por ciento en la producción de textiles y prendas de vestir respecto del mismo período de 2023, y una utilización de la capacidad instalada en niveles mínimos históricos.
En paralelo, el trabajo reveló que en los primeros ocho meses del año, las importaciones de bienes crecieron 32 por ciento interanual, con un récord absoluto en volumen textil (63 por ciento interanual) y precios FOB por kilogramo en su nivel más bajo desde 2015.
Por rama de actividad, las que fueron más afectadas por la invasión importada en estos ocho meses fueron Confecciones, con un incremento de importaciones del 160 por ciento respecto del mismo período de 2024, en Indumentaria del 103 por ciento y en Tejidos de punto, con un aumento del 134 por ciento. Por otra parte, se verificó a lo largo de este año «14 mil nuevos CUITs habilitados para importar».
El informe detalló que el costo fiscal de la reducción arancelaria sobre la cadena textil e indumentaria se estimó en US$120 millones para todo 2025. En este aspecto, ProTejer advirtió que la rebaja unilateral de aranceles y la demora en aplicar reformas estructurales deterioraron la rentabilidad y la competitividad sistémica del sector.
«Un diagnóstico deficiente»
Luciano Galfione, presidente de ProTejer, afirmó al exponer en el evento que «la política económica del gobierno se basa en un diagnóstico deficiente que afecta negativamente y de forma generalizada al sector industrial, la economía y sus trabajadores». «A pesar de que no nos escuchan –agregó–, no podemos dejar de exigir políticas públicas que garanticen una competencia justa y leal que promueva la industria nacional, el trabajo argentino y que fomenten la inversión productiva y el nivel de actividad».
Luego, advirtió sobre el impacto de las medidas de desregulación comercial y la apertura indiscriminada de importaciones. «El año pasado ya señalamos las consecuencias que podían tener estas políticas; y lamentablemente no nos equivocamos. Estamos en pisos históricos en materia de utilización de la capacoidad instalada, con récord de importaciones en todos los eslabones. Con la pecularidad que ingresan a precios históricamente bajos, sin valores criterio y sin control».
«La consecuencia es clara –continuó–. Estamos fomentando la economía informal, y a eso le sumamos que, a quienes producimos, nos suben los costos en dólares y nos ponen cada vez más en desventaja».
Finalmente, Galfione destacó que la Argentina atraviesa «un momento bisagra» en su historia. «Coincidimos que necesitamos impulsar los sectores estratégicos vinculados a la energía y la minería. Todos los procesos de crecimiento construyen sobre sus bases. Pero el mundo actual, lejos de abandonar a sus cadenas de valor, las potencia, las multiplica, las aprovecha para desplegar procesos virtuosos de innovación y las necesita más que nunca para afianzar sus procesos de crecimiento económico».
Reforzó su diagnóstico señalando que «sólo hay que mirar qué está haciendo el resto de los países del mundo, para entender qué nos pasa y dónde estamos parados: ellos promueven su industria nacional y la repatriación de fábricas a su territorio usando cuotas, multiplicidad de barreras paraarancelarias, incremento de aranceles a los productos importados o lo que haga falta». Y concluyó: «Claramente, Argentina está a contramano del mundo».
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