Desde Córdoba
El tablero electoral de Córdoba, una provincia que siempre capta la atención del país a la hora de las urnas, muestra algunas novedades. Para competir en octubre Fuerza Patria parió –no sin dolor– una lista gestada por la dirigencia local y sin el dedo portuario que habitualmente señalaba la estrategia. El diputado Pablo Carro buscará revalidar su banca, aquella que ocupa desde 2017, secundado por la dirigenta de Patria Grande, Constanza San Pedro. La gran novedad en tierras cordobesas es la irrupción de una tercera alternativa peronista encarnada en la figura de Natalia de la Sota, que se desprendió de la cuna política creada por su padre y hoy dominada por Schiaretti y Llaryora. Para Carro, sin embargo, “el verdadero peronismo es el del proyecto nacional y eso es Fuerza Patria”.
A los otros dos sectores les reprocha pensar “solo en la provincia” como algo aislado “y no en la provincia al interior de un proyecto nacional”, además de responder a los intereses de los sectores concentrados de la economía. Tanto que no oculta su sospecha de que esos sectores están armando el tablero para ubicar a Schiaretti en la línea de sucesión presidencial.
–¿Cómo le explicaría a alguien que no es de Córdoba que en la que muchos ven como una provincia ‘gorila’, haya tres listas competitivas que se dicen peronistas?
–En Córdoba hay dos peronismos. Hay un peronismo conservador clásico del ajuste, que está en línea con la Fundación Mediterránea, la Bolsa de Comercio y el Grupo de los Seis, siempre más enfocado en garantizar los negocios de los grupos económicos concentrados que en pensar en la gente. Por otro lado está Fuerza Patria, que es un peronismo que ya demostró de qué va: tiene que ver con la producción, con la justicia social, con las oportunidades para todos, con la oportunidad de un desarrollo soberano, que va a ocuparse de los que menos tienen.
–¿En ese peronismo conservador está Natalia de la Sota?
–Sin ninguna duda. Son dos expresiones de una misma fuerza política que es el cordobesismo.
El exdirigente del gremio de docentes universitarios asegura que “el modelo económico de Milei ya fracasó por completo y es necesario cambiar porque la gente no está llegando a fin de mes”. Con ese escenario de fondo, se desmarca de la postura de Schiaretti, Llaryora y De la Sota, que cuando el Gobierno nacional anunció la ventana de retenciones cero pidieron que la medida sea permanente. “Eso es populismo de derecha, porque en Argentina los recursos son escasos y tenés que decidir a quién vas a ayudar”, apunta. La división que hace Carro es la que cruzó los debates legislativos de los últimos tiempos y sostiene que sería más urgente ocuparse de los jubilados, los discapacitados, las universidades y el Garrahan.
–¿Le parece que se puede hablar de dejar permanentes las retenciones cero?
–Les estamos prometiendo a varios sectores que vamos a conseguir los recursos para resolver sus problemas pero en un segundo algunos pegan media vuelta y dicen que la prioridad es el campo. No hay para todos. Y no es el campo de los pequeños productores: es el campo de los grandes pooles de siembra, las cerealeras. Los pequeños productores ni la vieron. Y sin embargo de eso no habló el cordobesismo. Ni De la Sota ni Schiaretti. Y cuando el gobierno de Estados Unidos se mete y dice que no bajemos las retenciones tampoco hablan. O sea que también están alineados con la política de Estados Unidos. ¿Y qué ocurre? Se callan la boca.
–De la Ley Bases para acá, las votaciones de Natalia de la Sota se parecen más a las suyas que a las de Carlos Gutiérrez (diputado schiarettista). ¿Hay coincidencias ideológicas reales?
–De la Ley Bases para acá es desde hace un ratito, es muy corta la serie para mostrar una coherencia. Ellos hacen nado sincronizado. Es parte de una estrategia que diseña el Panal: darle unos votos a Milei cuando puede, cuando Milei necesita todos los votos se los dan y si no se muestran como opositores. Ninguno de ellos se diferencia políticamente del otro. Diría que no mientan más. Natalia no mientas más. Schiaretti no mientas más. No son nada diferente. Ellos votaron igual que nosotros el aumento para la emergencia presupuestaria, actualizando salarios y gastos de funcionamiento y becas estudiantiles de diciembre de 2023 a hoy según inflación. ¿Por qué no hacen eso mismo en la provincia? Acá ajustan igual que ajusta Milei a nivel nacional. Pero le sacan mucho provecho al doble discurso y tienen mucho acompañamiento en los medios.
Con memoria ácida, Carro recuerda la reforma jubilatoria aprobada en la Legislatura provincial en mayo de 2020 y sostiene que “en plena pandemia todos ellos, Schiaretti como gobernador y Natalia de la Sota como legisladora, votaron para bajarle las jubilaciones a los jubilados de la provincia de Córdoba”. Aquella sesión estuvo cargada de polémica y los distintos sectores de la oposición denunciaron que fue una maniobra hecha entre gallos y medianoche. “No tienen pruritos cuando tienen que hacer el ajuste, que nunca es a los que más tienen”, dispara Carro.
Córdoba se transformó en un territorio hostil para el kirchnerismo. Lo sufrió Alberto Fernández y también Cristina en su última gestión. Pero hubo otros tiempos: en 2011, la expresidenta se impuso ampliamente con el 37% de los votos y logró ganar en todos los departamentos. Con el tiempo, la performance electoral se fue debilitando y el kirchnerismo quedó como un espacio político encapsulado.
–¿Por qué se redujo tanto el espectro del kirchnerismo en Córdoba?
–El cordobesismo fue siempre muy hábil en manejar el chauvinismo cordobés y plantear diferencias con el gobierno nacional que le fueron dando réditos. Eso como estrategia política me parece que está bien, pero funciona cuando el modelo económico del Gobierno nacional te sirve. Schiaretti y De la Sota pueden decir lo que quieran, pero Córdoba nunca estuvo mejor que en los dos gobiernos de Cristina. En Córdoba hay una gran estigmatización de nuestra fuerza. Podemos haber cometido errores, pero siempre que hablan de nuestro espacio en los medios de Córdoba lo hacen de manera descalificadora, como si fuéramos unos loquitos que estamos en contra de todo. Cualquiera que nos conoce a Gabriela Estévez, a mí, a Eduardo Fernández que estuvo antes, sabe que somos personas razonables, con argumentos, que discutimos siempre en buenos términos.
Por otra parte, el candidato de Fuerza Patria subraya que su campaña es hecha “a pulmón y sin recursos”. Y apela al contraste con los adversarios con los que aspira a rivalizar: “Cuando ves que los candidatos del cordobesismo, tanto Schiaretti como De la Sota, tienen campañas millonarias te das cuenta los intereses que defienden. Yo no sé de dónde sale semejante cantidad de guita”.
–Fue diputado con tres presidentes distintos: ¿Cómo es el trabajo en el Congreso con Milei en la Casa Rosada firmando vetos y DNU?
–Esto es bastante diferente porque hay una descomposición política. Milei se dedicó a atacar brutalmente al Congreso, a tratar a diputados y senadores como ensobrados, estatistas, casta o lo que sea. En sus listas ingresaron personas que supuestamente iban a luchar contra la casta pero que les interesa la política entre cero y nada. Lo único que hacen es pintarse y maquillarse en el recinto o pelearse. Está todo bastante viciado. Aun así el Congreso se las rebuscó para aprobar la emergencia en discapacidad, el presupuesto universitario, el aumento a jubilados, la moratoria. En algunas cosas no nos alcanzó para insistir y rechazar el veto, por eso me parece que lo importante de estas elecciones es cómo hacemos para sumar más diputados y diputadas en el bloque de Fuerza Patria. No importa tanto si es un sector minoritario de la política en Córdoba, lo importante es que suma a un bloque mayoritario en el Congreso y ahí trabajamos unidos en defensa de nuestras banderas: soberanía política, justicia social, independencia económica. Siempre tratando de apuntar a proteger el trabajo, la industria nacional, la ciencia y la tecnología. Lo que hemos hecho siempre.
–Hace un par de días dijo que veía a algunos muy preocupados por poner a Schiaretti en la línea de sucesión presidencial. ¿A qué se refería?
–Me gustaría hacer una distinción ahí entre el propio Schiaretti y el Círculo Rojo. No se me escapa que Schiaretti defiende los intereses de la Fundación Mediterránea, pero aclaro que no lo veo como un tipo golpista y es un hombre de la democracia. Sin embargo, el Círculo Rojo ya entendió, igual que la gente, que el modelo de MIlei está agotado, que no va más. sabe que, aunque Milei haga una elección de medio término relativamente buena, al día siguiente va a haber una devaluación tan brutal que va a perder la poca legitimidad que le quede. Entonces el Círculo Rojo va pavimentando un camino en el que ve a Juan Schiaretti como presidente de la Cámara de Diputados y entrando en la línea sucesoria. Ya sabemos que es muy difícil que Martín Menem siga como presidente de la Cámara porque ha perdido toda autoridad, además del hecho de que está muy relacionado con Karina Milei con el tema coimas. Cada vez que se reparte el 3% los Menem están ahí.
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