18 de octubre de 2025

Colinental

Toda la información al instante.

La entrega avanza: misterio por la letra chica

Compartir este contenido

El Gobierno argentino se prepara para anunciar un acuerdo comercial con Estados Unidos que incluiría reducciones arancelarias en sectores clave. El entendimiento, que todavía se mantiene bajo reserva diplomática, apunta a fortalecer el vínculo político con la administración de Donald Trump y a mejorar la competitividad de las exportaciones nacionales frente a Brasil.

Aunque el encuentro entre Milei y Trump no aportó definiciones sobre la ayuda financiera esperada por los mercados, ambos mandatarios habrían avanzado en lo que el propio presidente argentino definió como un “acuerdo sobre posiciones comerciales”, considerado como el paso previo hacia un tratado de libre comercio. Según el embajador en Washington, Alec Oxenford, el anuncio formal se realizará en breve, aunque evitó dar precisiones debido al carácter confidencial de la negociación.

La sintonía entre Buenos Aires y Washington se inscribe en la estrategia geopolítica de la Casa Blanca de contener la expansión china en América Latina. Para Trump, un alineamiento argentino sería una señal de peso en la región y una oportunidad para facilitar el ingreso de empresas estadounidenses en sectores donde la presencia de capitales asiáticos se volvió dominante. En reciprocidad, el republicano analiza una baja parcial de los tributos aduaneros que impuso en abril, cuando reactivó la guerra comercial con Pekín.

Desde entonces, los productos argentinos que ingresan al mercado norteamericano afrontan un recargo general del 10 por ciento, al que se suman aranceles específicos. El caso más notorio es el del acero y el aluminio, alcanzados por gravámenes del 50 por ciento. Según la consultora Analytica, este último rubro podría transformarse en uno de los principales beneficiarios de un acuerdo, ya que representa más del 8,2 por ciento de las exportaciones a Estados Unidos y más de la mitad de la producción nacional tiene como destino ese país.

“Una rebaja de aranceles tendría un impacto relevante, en especial sobre Aluar, cuya facturación depende en más de un 70 por ciento de sus ventas externas. Además, el Gobierno redujo transitoriamente al 0 por ciento las retenciones de exportación de acero y aluminio a países con aranceles superiores al 45 por ciento”, señaló la consultora.

La rebaja de tasas podría favorecer a productos argentinos que compiten directamente con los brasileños. La carne vacuna es uno de los ejemplos más claros: Brasil enfrenta una tarifa del 50 por ciento en sus exportaciones y una sobretasa del 76,4 por ciento cuando supera su cuota anual de 65.000 toneladas. En cambio, la producción argentina podría acceder con mejores condiciones justo cuando el stock de ganado estadounidense atraviesa su nivel más bajo en décadas, lo que presiona al alza los precios internos de ese país.

Más allá de los metales y la carne, la canasta de exportaciones hacia Estados Unidos muestra un abanico de rubros con potencial de ganancia: energía, minería, vinos, miel, cítricos, langostinos, té y madera figuran entre los más destacados. En varios de ellos, como la miel o el limón, el país norteamericano es el principal destino de las ventas externas, por lo que una baja de aranceles tendría un impacto inmediato.

El Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA había estimado, luego del llamado Liberation Day de Trump, que una exclusión arancelaria podría representar un aumento de exportaciones cercano a los 457 millones de dólares, equivalente al 7 por ciento del total de ventas a Estados Unidos. Según ese estudio, los mayores beneficios se concentrarían en alimentos elaborados, maquinaria, carnes y pesca, aunque el cálculo no consideraba posibles reducciones en acero y aluminio.

Federico Bernini, economista del IIEP, analizó que el sector vitivinícola también podría ganar terreno: «exportamos bastante vino a Estados Unidos y somos relativamente competitivos”. El especialista añadió que un entendimiento comercial abriría espacio a alimentos como limones, carnes o azúcar, además de productos como tabaco o madera. “Carne vacuna es un segmento donde podríamos exportar bastante más, porque la carne de Brasil va a entrar mucho más cara”, apuntó.

Los efectos serían graduales, aclaró. “No va a dar vuelta la balanza comercial de inmediato, pero puede ayudar a mejorar el saldo y permitir que más empresas se consoliden como exportadoras. El desafío es sostener nuevos mercados. Cuando un país accede a uno nuevo, primero necesita tiempo para que el consumidor conozca el producto. Algunos logran posicionarse y otros no, pero quienes lo hacen son los que más crecen en el largo plazo”, detalló.

Para Analytica, el acuerdo luce más viable en el corto plazo como un esquema de reducción arancelaria y no como un tratado de libre comercio. Este último requeriría aprobación legislativa y resultaría incompatible con la permanencia de la Argentina en el Mercosur. Incluso si el Gobierno decidiera apartarse del bloque, el proceso demandaría tiempo y debates parlamentarios.

En la Casa Rosada consideran que el entendimiento comercial podría funcionar como una válvula de oxígeno político y económico, aunque reconocen que la decisión final depende del gobierno norteamericano. La falta de precisiones sobre el salvataje financiero volvió a mostrar la asimetría estructural entre ambos países y la dependencia con la que Argentina afronta cada negociación internacional.

source

Compartir este contenido