La producción industrial volvió a registrar una caída en septiembre. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el índice de producción industrial manufacturero (IPI) retrocedió 0,7 por ciento respecto de igual mes de 2024. En la comparación desestacionalizada, la baja fue de 0,1 respecto de agosto, mientras que la serie tendencia-ciclo marcó un retroceso de 0,4. De esta manera, la actividad industrial confirma la pérdida de dinamismo que se viene observando desde mitad de año, con un freno más notorio en los rubros vinculados al consumo interno.
En el acumulado de enero a septiembre el IPI muestra todavía un incremento de 3,8 por ciento interanual, pero los datos mensuales indican que la recuperación de comienzos del año se detuvo. Siete de las dieciséis divisiones manufactureras tuvieron caídas en la comparación interanual, con descensos significativos en ramas sensibles al mercado local como indumentaria, calzado, textiles y productos plásticos.
La mayor baja se registró en la fabricación de prendas de vestir, cuero y calzado, con una contracción de 14 por ciento interanual. Dentro de ese grupo, el segmento de calzado y sus partes cayó 23,8 por ciento y el de prendas de vestir 9,2. Las empresas del sector vincularon la merma con la menor demanda de los consumidores y con el ingreso de productos importados, fenómeno que también afecta a los textiles, que mostraron un desplome de 20,5 por ciento. En este último caso, la producción de hilados de algodón retrocedió 30,4 por ciento por la caída de las ventas.
Otro rubro con resultados negativos fue el de productos de metal, que descendió 11,8 por ciento interanual. Las firmas del sector señalaron una menor demanda interna y un aumento de la competencia externa. En tanto, la fabricación de productos de caucho y plástico cayó 11,1 por ciento, arrastrada por la baja en la producción de neumáticos, con una contracción de 32,3, y por el menor nivel de ventas de envases plásticos para artículos de limpieza, cuidado personal y bebidas.
La industria automotriz, que venía mostrando un comportamiento irregular, volvió a registrar un retroceso. La división de vehículos automotores, carrocerías, remolques y autopartes cayó 2,5 por ciento interanual, con una fuerte baja del 6 por ciento en la producción de autopartes. De acuerdo con la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), las exportaciones de automóviles se redujeron 37,2 por ciento, con un descenso de 18,1 en los envíos a Brasil, su principal destino. Las ventas internas también se resintieron, con una merma de 5,5 por ciento en la entrega de unidades a concesionarios.
El panorama se equilibró parcialmente con algunas divisiones que mostraron subas, aunque sin revertir el signo general del índice. Entre ellas se destacan las sustancias y productos químicos, que aumentaron 2,2 por ciento, impulsadas por la producción de materias primas plásticas y caucho sintético, que crecieron 30,3. También la elaboración de biodiésel y otros productos químicos mostró una mejora de 22,1 por ciento.
La refinación del petróleo subió 7,6 por ciento interanual, debido a un mayor nivel de producción de gasoil, que creció 12 por ciento. Según datos oficiales, las ventas internas del combustible aumentaron 8 por ciento, principalmente por la demanda del agro. En el mismo sentido, la elaboración de aerokerosene se incrementó 7,9 por ciento, acompañando la recuperación del tráfico aéreo.
El rubro de alimentos y bebidas, de alta ponderación en el índice, tuvo una leve mejora de 0,7 por ciento. Dentro de esa categoría, la producción de lácteos creció 12 por ciento gracias al mayor volumen de leche cruda recibido por las plantas industriales, mientras que la elaboración de otros productos alimenticios, como pescado y alimentos balanceados, subió 6,6 por ciento. En cambio, la fabricación de panificados, pastas y galletitas cayó 6,2 por ciento, afectada por la baja en el consumo interno de harina y la menor molienda de trigo, que retrocedió 5,1.
El comportamiento de septiembre confirma un escenario de desaceleración industrial que se extiende a la mayoría de los sectores orientados al mercado doméstico. La presión de las importaciones, la contracción del consumo y la pérdida de competitividad de las pymes manufactureras delinean un cuadro de debilidad que, aunque parcialmente compensado por ramas exportadoras o de insumos energéticos, mantiene al conjunto de la industria en terreno negativo.

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