El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, anunció un paquete de ayuda financiera a la Argentina que incluye un swap de 20.000 millones de dólares, la compra de bonos argentinos y una línea de crédito stand by de emergencia. Pero hay un detalle clave: todo está condicionado a que Javier Milei obtenga un “resultado electoral positivo”.
“Estamos listos para apoyar a Argentina inmediatamente después de las elecciones”, escribió Bessent en X tras reunirse con el Presidente y su equipo en Nueva York. En otras palabras, la ayuda económica no depende únicamente de la situación financiera, sino también del voto de los argentinos, una condición que generó críticas inmediatas.
La letra chica: lo que pidió Estados Unidos a un Milei de rodillas
El paquete de ayuda llega en un contexto de fuerte fragilidad económica: recesión, reservas agotadas y vencimientos de deuda crecientes a partir de 2026. Pero la letra chica revela un condicionamiento político y económico: EE.UU. solo otorgará el swap de 20.000 millones de dólares, la compra de bonos y la línea de crédito stand-by de emergencia si Milei cumple con sus demandas.
Entre las exigencias que Washington impone a un Milei de rodillas figuran desactivar el swap con China, reinstaurar retenciones, eliminar bandas cambiarias, devaluar la moneda y aplicar de inmediato reformas estructurales. Incluso se habla de abandonar proyectos como represas construidas con China, inversiones estratégicas y costosas que fortalecerían los lazos con Pekín, pero que Trump considera inaceptables.
La exdirectora del FMI, Gita Gopinath, reconoció que la ayuda puede “prevenir fluctuaciones especulativas”, pero advirtió que solo reformas internas sostenidas garantizarán una estabilidad duradera.
Mientras tanto, el Gobierno argentino apuesta a que este salvavidas reduzca el riesgo país y permita volver a los mercados voluntarios de deuda. Sin embargo, el costo político es alto: aceptar un rescate condicionado por la elección presidencial no solo expone a la Argentina a una dependencia financiera total de Estados Unidos, sino que también marca un nuevo nivel de intervención externa en la política local. Una concesión «extremadamente peligrosa».
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