24 de octubre de 2025

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Más cuota para la carne en EE.UU.

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Estados Unidos cuadriplicó la cuota de importación de carne vacuna argentina, al elevarla desde 20.000 toneladas a poco más de 80.000, según un documento oficial del área de Ganadería. La medida llega pocos días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anticipara que su gobierno compraría más carne argentina con el objetivo de reducir los precios internos. En un contexto de escasez y fuerte aumento del ganado en su propio mercado, la administración norteamericana decidió ampliar el cupo de ingreso para el producto argentino como parte de un plan de contención inflacionaria.

En los últimos meses, los precios del ganado se dispararon en Estados Unidos debido a la falta de oferta, un fenómeno que empujó los valores al consumidor a niveles récord. Frente a ese cuadro, Trump anunció un programa de estímulo para incrementar la producción doméstica y, en simultáneo, autorizó un aumento sustancial en las compras externas. Entre las medidas del Departamento de Agricultura (USDA) figuran la habilitación del pastoreo de ganado en tierras federales, mayores subsidios al seguro rural y una reducción de costos para pequeños procesadores. Pero la disposición que más impacto generó fue la que benefició directamente a la Argentina, con una ampliación del cupo que multiplica por cuatro la posibilidad de exportación hacia ese destino.

Críticas

En medio de las críticas de los productores norteamericanos, la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, intentó moderar el alcance de la medida. En declaraciones a la cadena CNBC, sostuvo que los consumidores estadounidenses demandan alrededor de 12 millones de toneladas métricas de carne bovina por año, de las cuales unas 10 millones corresponden a la producción local. “Vamos a tener más información en los próximos días, pero dentro de esas doce millones de toneladas métricas no será mucho lo que compremos”, aseguró. Aun así, la decisión de abrir más el mercado a la carne argentina generó resistencia en algunos sectores ganaderos de Estados Unidos.

Rollins agregó que cualquier incremento de las importaciones deberá estar supeditado a controles sanitarios estrictos. “Argentina enfrenta un problema de fiebre aftosa y el Departamento de Agricultura tiene que garantizar que nuestra industria ganadera esté segura”, expresó. Esa afirmación motivó una respuesta inmediata de referentes del sector argentino. El presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, señaló que la funcionaria “está mal informada”, al recordar que hace más de dos décadas que el país no registra casos de aftosa y que la producción local cuenta con certificaciones internacionales de calidad sanitaria.

Las repercusiones políticas en la Argentina no tardaron en llegar. El exministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, calificó el episodio como el resultado de una “perplejidad nunca antes vista” y de una “falta de respeto del presidente Javier Milei a su propio país”. En declaraciones radiales, sostuvo que “esta última gira, en el afán de sacrificar cualquier cosa, trajo tres consecuencias y ninguna beneficiosa: la salida del canciller que debía asegurar la relación con Estados Unidos, la intervención directa del país del norte en el mercado argentino y el compromiso del 96 por ciento de las exportaciones de carne del país”.

El exfuncionario vinculó el avance de Estados Unidos sobre el comercio cárnico argentino con las políticas de desregulación impulsadas por Milei. “Esto tiene que ver con las consecuencias directas del afán del Gobierno de bajar un poco el precio de la carne en el país a costa de llevarse puesto un sector que funcionaba bien desde hacía años”, remarcó. En su análisis, recordó que “desde 2011 la Organización Mundial de Sanidad Animal declaró a la Argentina libre de aftosa, con y sin vacunación”. Y añadió: “Trump, para salvar a Milei electoralmente, dice que va a ampliar el cupo de carne. No hay forma de hacerlo. Hay que ver con qué arancel se hace”.

Domínguez advirtió también que la improvisación del gobierno argentino compromete la capacidad negociadora del país ante el resto de sus compradores. “Lo grave de todo esto, en materia de estrategia comercial, es que un sector que funciona bien hoy está en crisis. La declaración de la secretaria estadounidense, sumada a la improvisación del Presidente, compromete la reputación sanitaria y la estrategia exportadora de la carne argentina, que junto con el vino fue una vía de inserción comercial en los mercados internacionales”, sostuvo. “Este zafarrancho tiene un impacto negativo sobre toda la estrategia país de exportaciones”, concluyó.

En la misma línea crítica, el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, señaló que “bajará 5 por ciento el precio de la carne en Estados Unidos, pero subirá acá con la venta de ganado a ese país”. Y advirtió que “Bessent puede hacer un gran negocio más allá del dólar, y eso no es contradictorio con el ‘estamos muriéndonos’ de Trump”. De esta manera, el anuncio del aumento del cupo de importaciones se inscribe en un cuadro de relaciones bilaterales marcado por el desequilibrio, donde los beneficios parecen inclinarse una vez más hacia el norte.

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