4 de noviembre de 2025

Colinental

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Ni tan chicos ni tan grandes

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Platense (campeón del Torneo Apertura), Rosario Central (líder inalcanzable de la tabla anual) y Argentinos Juniors o Independiente Rivadavia (finalistas de la Copa Argentina) ya se han asegurado tres de las seis plazas que la Copa Libertadores de América 2026 destina a los equipos argentinos. Quedan tres pendientes: una para el ganador del Torneo Clausura y las dos restantes para el segundo y el tercero de la tabla anual. Con la diferencia de que el segundo irá directamente a la fase de grupos y el tercero deberá pasar por dos fases del repechaje previo. Esos lugares son los que Boca y River habrán de jugarse en el Superclásico del próximo domingo en la Bombonera. No es poco.

Lanús podría agregar un séptimo representante de nuestro país si le gana a Atlético Mineiro la final de la Copa Sudamericana el próximo 22 de noviembre en Asunción. Todo lo cual abriría un nuevo cupo copero para uno de los equipos que vienen por detrás del Granate en la clasificación de la temporada. Es cierto que faltan todavía dos fechas para el cierre de la fase regular. Pero la cancha más o menos ha quedado marcada y evidencia que los clubes que alguna vez, allá lejos y hace tiempo, fueron nombrados como «chicos» han dejado de serlo. O ya no lo son tanto. Pelean títulos y clasificaciones a la par de los que también alguna vez fueron denominados «grandes». Y son dueños de un poder político que no tienen otros de su misma condición en ligas de mucho mayor volumen.

Mas allá de las rivalidades deportivas, hay una sólida coalición de intereses de aquellas instituciones para protegerse de los más grandes y sostener este formato de torneos tan convenientes: con una breve fase regular de dieciséis fechas es bastante posible entrar entre los ocho clasificados y con cuatro playoffs a partido único, se puede aspirar a un campeonato que resultaría más complicado de conseguir si hubiera que jugar la tradicional liga de treinta y ocho jornadas a partido y revancha. Además, con treinta equipos en la nómina, el riesgo de descenso se diluye: un equipo con el 19º o el 20º promedio, con el esquema tradicional pelea por la permanencia. Con el actual, respira tranquilo. Tiene otros diez por debajo. 

Si en Brasil, España, Inglaterra, Alemania o Italia, dentro y fuera de las canchas, los clubes más poderosos imponen sus puntos de vista, en la Argentina, mandan los de menor tamaño y presupuesto que además, son mayoría en Primera División. Este cuadro no sólo amplía la gobernabilidad del sistema que lidera Claudio «Chiqui» Tapia. También posibilita que clubes, que en otro contexto, solo lucharían por mantenerse en la máxima categoría, en nuestro país aspiran a dar vueltas olímpicas y a decir presente en las copas continentales.

La competitividad que en otros países se da entre tres, cuatro o a lo sumo cinco gigantes, en el fútbol argentino se plantea entre diez o más. Los chicos crecieron y ya no se conforman con salir en la foto junto a los más grandes. Ahora van por todo. Así como están dadas las cosas, cualquiera se anima a salir campeón.

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