Los arrecifes de coral son ecosistemas vitales para los océanos del mundo, y en particular las especies constructoras como el «cuerno de alce» (Acropora palmata) y el «cuerno de ciervo» (Acropora cervicornis) representan pilares estructurales y funcionales de los ecosistemas de arrecife en la región caribeña y frente a Florida, el tercero más grande del mundo. Un estudio difundido este juevesmuestra pruebas de que ambas especies quedaron “funcionalmente extintas” en el sistema de arrecifes de Florida a raíz de la ola de calor marina sin precedentes de 2023 pone en evidencia no sólo la fragilidad de estos organismos sino también las profundas implicancias ecológicas de su pérdida.
¿Qué son estos corales y por qué son tan importantes?
El «cuerno de alce» y el «cuerno de ciervo» son corales ramificados que durante décadas formaron densas estructuras tridimensionales similares a un bosque sumergido. Sus esqueletos de carbonato de calcio crecen rápidamente –el staghorn puede agregar cerca de 5 cm de nuevo esqueleto por cada 1 cm existente al año–. Esta rapidez les permitió construir grandes estructuras arrecifales que:
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actúan como hábitats complejos para innumerables especies marinas, incluyendo peces jóvenes que se refugian en sus ramas;
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amortiguan la energía de las olas y protegen las costas de la erosión y el oleaje, lo que es clave para muchas comunidades humanas costeras;
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contribuyen al mantenimiento de la biodiversidad marina, dado que los arrecifes sustentan aproximadamente el 25 % de la vida marina pese a ocupar menos del 1 % del fondo oceánico.
Además, la simbiosis que mantienen estos corales con algas microscópicas llamadas zooxantelas les permite obtener nutrición mediante fotosíntesis, lo que estimula la calcificación y el crecimiento del esqueleto, un componente esencial de su función de “constructor de arrecife”. Cuando esta relación se rompe (por ejemplo por estrés térmico), el coral blanquea, pierde algas, debilita su estructura y finalmente puede morir.
¿Qué ocurrió con estas especies en Florida?
En 2023, una ola de calor marina en la región del arco de arrecifes de Florida elevó temperaturas del agua superficial por semanas a niveles extraordinarios (por encima de los 31 °C durante más de 40 días consecutivos en algunos tramos), generando un estrés térmico 2 a 4 veces mayor que en eventos previos. Como resultado, se reportó una mortalidad de entre 97,8 % y 100 % en muchas localidades de los Cayos de Florida y Dry Tortugas. Dada esta situación, los autores del estudio concluyeron que estos corales están “funcionalmente extintos” en ese sistema: quedan tan pocos que ya no pueden cumplir su rol ecológico como antaño.
Implicancias ecológicas de la pérdida
La desaparición de estas especies “arquitectas” de arrecife trae consecuencias graves y múltiples:
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Colapso estructural del arrecife: sin estos corales ramificados que construían el esqueleto físico del arrecife, la estructura tridimensional se degrada, abriendo paso a sistemas alternativos menos complejos (como algas dominantes) y disminuyendo la capacidad del arrecife de sostener biodiversidad.
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Pérdida de hábitat: muchas especies de peces y otros organismos dependían de las ramas entrelazadas para esconderse, reproducirse o alimentarse. Su ausencia reduce la resiliencia de la comunidad marina y puede alterar cadenas tróficas completas.
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Aumento del riesgo costero: los arrecifes actúan como barrera natural contra olas, marea alta y tormentas. Sin su amortiguación, muchas zonas costeras quedan más vulnerables a erosión, inundaciones y pérdida de infraestructura humana.
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Dificultad para la recuperación: cuando una población baja tanto que ya no puede cumplir su función ecológica ni reproducirse efectivamente, se entra en lo que los biólogos llaman “vórtice de extinción”. En este caso, aunque existan supervivientes dispersos, su número es tan bajo que la regeneración natural se vuelve inviable a escala de ecosistema.
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Amplificación del cambio climático: esta pérdida es tanto una consecuencia como un catalizador. Arrecifes degradados secuestran menos carbono y soportan menor resistencia frente a eventos climáticos, lo que retroalimenta impactos mayores en el sistema marino.
¿Por qué es tan difícil revertirlo?
Aunque existen esfuerzos de restauración –como cultivo en viveros de corales más resistentes al calor o técnicas de fragmentación acelerada– los científicos advierten que sin abordar la causa raíz (el calentamiento global) los esfuerzos pueden fracasar. Además, frente a una ola de calor que supera los umbrales térmicos tolerados de los corales, éstos pueden morir antes incluso de blanquear, lo que hace aún más urgente la mitigación climática.

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