19 de octubre de 2025

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¿Quién es Agustín Monteverde, el economista que secunda a Bullrich para el Senado?

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Agustín Monteverde estaba en éxtasis el 23 de febrero de 2024. Tal era su frenesí que quiso dejarlo plasmado en una publicación en X. “En un solo día cerraron el INADI, sacaron del aire la radio de las madres de los terroristas, prohibieron el lenguaje inclusivo en las Fuerzas Armadas y quitaron el busto de Néstor Kirchner del Senado. No quiero que este día termine”, escribió. En pocos caracteres, el economista resumió parte de su pensamiento. Monteverde no es solo un entusiasta del gobierno de La Libertad Avanza (LLA): es quien secunda a Patricia Bullrich en la lista para el Senado. Si la ministra de Seguridad sale primera en la Ciudad de Buenos Aires, Monteverde se haría de una banca en la Cámara Alta, algo que ya entusiasmó a la activista pro-represores Cecilia Pando. “Un lujo que entre como senador”, se anticipó la presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina (AFyAPPA).

Monteverde es un economista del establishment. Antes de que Javier Milei asumiera como diputado en 2021, lo invitó a comer con él en el selecto Jockey Club. Ahora, que está en la Casa Rosada, quería repetir el encuentro pero lo extendió a otros socios del grupo. El Presidente aprovechó la velada y fue a pasar la gorra para pedir que invirtieran. Posiblemente les haya hablado con el corazón y le contestaron con el bolsillo.

Después de esa juntada en el Jockey Club, Monteverde consiguió una nominación para el Senado. Se lo vio poco con Bullrich, que está haciendo todo lo posible para remontar su agenda manodurista tras la debacle de la candidatura de José Luis Espert por su relación con Federico “Fred” Machado, requerido por los Estados Unidos por delitos ligados al narcotráfico.

Monteverde suele aparecer cerca de Alejandro Fargosi, primer candidato de LLA para diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Con Fargosi comparten algunos ámbitos: ambos integran el consejo académico de la Fundación Libertad y Progreso, que preside Alberto Benegas Lynch (hijo), definido como el “prócer del liberalismo” por el Presidente. Otro miembro del consejo es Carlos Manfroni, jefe de gabinete de Bullrich en el Ministerio de Seguridad y excolumnista de la revista Cabildo. Fargosi y Monteverde solían tener trato con Victoria Villarruel. Fargosi llegó a ser el revisor de cuentas del Centro de Estudios sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) que ella preside.

Monteverde es un hombre ligado a la Armada Argentina. En 2006, fue ascendido a capitán de fragata, pese a ser civil. En el decreto 1028 de aquel año, se reconocieron grados de la reserva naval del personal superior de la Armada. En la reserva suelen estar quienes integran la Marina Mercante o el “quehacer nacional”. A Monteverde se lo reconoció por tener “una estrecha vinculación e identificación con los principios y objetivos fundamentales que animan el accionar del personal superior de la Armada”.

En general, hay civiles que solían recibir ese reconocimiento por lobby interno de las propias fuerzas. “Se lo dan a muchos amigotes porque pueden aportar algo. Suele ser por relaciones personales y no porque tengan formación naval ni militar”, explicó una fuente de la Marina a este diario.

Sin embargo, la relación de Monteverde con las fuerzas no concluye allí. Fue docente de la Escuela de Guerra, donde suele estudiarse su texto “Las percepciones en la inteligencia estratégica”, que figura en un Manual de Informaciones publicado en 2006.

Monteverde también integró el Centro de Estudios Hemisféricos Alexis de Tocqueville, como informó en este diario Nora Veiras. El centro Tocqueville era presidido por Julio Cirino, que terminó investigado por crímenes contra la humanidad cometidos durante la última dictadura. Cirino integró el Batallón de Inteligencia 601 y fue identificado gracias a un documento desclasificado de los Estados Unidos.

Cirino era un historiador, graduado en la Universidad del Salvador (USAL), que se integró al Batallón 601 durante la dictadura. Su especialidad eran las relaciones internacionales, por lo que incluso había conseguido una beca en el Conicet. De acuerdo con su versión de los hechos, Cirino trabajaba como analista en temas vinculados a la Unión Soviética y la OTAN. Sin embargo, el 7 de agosto de 1979, fue de visita a la embajada de los Estados Unidos y habló largo y tendido sobre los centros clandestinos, las ejecuciones e interrogatorios de prisioneros, las estrategias frente a la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) e incluso se jactó de ser el jefe del grupo de tareas 7 del Batallón 601. Ante el juez Ariel Lijo, Cirino dijo que el grupo de tareas nunca había existido y que él se había dado corte ante los estadounidenses.

Cirino no es la única amistad vinculada a delitos de lesa humanidad que tiene Monteverde. El economista montó una consultora con Vicente Massot, uno de los dueños del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca e imputado por crímenes cometidos durante la última dictadura. Massot es uno de los intelectuales que han ofrecido distintos discursos reivindicatorios de lo hecho por las Fuerzas Armadas y que funcionaron como proto-influencers de la memoria completa. Massot y Monteverde solían ser invitados, por ejemplo, a exponer al Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en la calle Montevideo.

Monteverde, con un cigarro en la mano, está sentado junto a Martínez de Hoz Jr.

En agosto pasado, Carlos Maslatón sorprendió al publicar una foto lúgubre de una comida en el Círculo de Armas, ocurrida en octubre de 2018. Uno de los que encendía un cigarro era Monteverde. Estaba sentado frente a su amigo Massot y junto a José Martínez de Hoz, hijo homónimo del ministro de Economía de la dictadura. En la mesa también estaban Villarruel, Juan Bautista “Tata” Yofre, Nicolás Márquez y Agustín Laje. La comida había sido convocada por Emilio Viramonte Olmos, un abogado cordobés que llegó a ser designado secretario administrativo del Senado pero renunció poco después por una disputa con Villarruel.

La mayoría de los comensales están enfrascados en la “batalla cultural” de la ultraderecha. No se sabe por qué Maslatón decidió “desclasificar” ese recuerdo. Consultado por este diario, Maslatón dijo que era una “broma política” para demostrar que, en algún momento, todos habían sido amigos –sobre todo después de que la vicepresidenta denunciara a Márquez como integrante de un complot que busca forzarla a renunciar por sus críticas ácidas en redes sociales.

Si bien Monteverde es uno de los menos famosos del grupo de comensales, sus opiniones públicas no desentonan. En X suele hablar del “terrorismo subversivo” y dice que la “sociedad debe hacerse cargo de esta traición a sus Fuerzas Armadas” en referencia a que los militares sean juzgados por crímenes contra la humanidad –una opinión bastante extendida dentro de la administración Milei.

Años atrás, Monteverde despotricó contra Agustín Rossi mientras estaba al frente del Ministerio de Defensa. “Sabemos del intento de cambiar el sol (de la bandera argentina) por el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo”, inventó.

En 2021, escribió en el diario La Prensa sobre la “invasión” cultural de las diversidades. “Nuestros enemigos no cuentan con la más indestructible de todas las falanges militares jamás concebida: la familia bien constituida”, se envalentonó el economista que busca pasar bajo el radar para ocupar una de las 72 bancas del Senado.

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