La balanza comercial registró en septiembre un superávit de 921 millones de dólares, una cifra positiva pero inferior en 61 millones respecto al mismo mes del año pasado. Aunque el intercambio total creció con fuerza, impulsado tanto por las exportaciones como por las importaciones, el saldo favorable se achicó debido al mayor dinamismo de las compras externas. En un contexto de debilidad industrial y restricciones sobre el crédito, la recuperación de las importaciones refleja una mayor necesidad de insumos y bienes intermedios, pero también una presión creciente sobre el frente externo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), las exportaciones totalizaron 8.128 millones de dólares en septiembre, lo que implicó un aumento interanual de 16,9 por ciento. En tanto, las importaciones sumaron 7.207 millones, un 20,7 por ciento más que en igual mes del año anterior. De este modo, el intercambio comercial —la suma de exportaciones e importaciones— alcanzó 15.336 millones de dólares, el nivel más alto desde agosto de 2022. En la comparación acumulada de enero a septiembre, el país registra un superávit de 6.030 millones, aunque con una tendencia decreciente en los últimos meses.
Por rubros, los productos primarios fueron los que más crecieron en el mes, con una suba de 43 por ciento interanual, impulsada por mayores envíos de semillas y frutos oleaginosos. Le siguieron los combustibles y energía, con un incremento de 25 por ciento, y las manufacturas de origen agropecuario, que avanzaron 11,2 por ciento. Las manufacturas de origen industrial, en cambio, tuvieron un aumento más moderado, de 3,5 por ciento, afectadas por la menor demanda regional, particularmente del Mercosur.
En el caso de las importaciones, el mayor incremento se verificó en los bienes de capital, que subieron 47,7 por ciento interanual, seguidos por los bienes de consumo, con un alza de 45,7 por ciento. También se destacaron las compras de vehículos automotores, que crecieron 68,6 por ciento, y las de combustibles y lubricantes, que aumentaron 3,9 por ciento. En cambio, las piezas y accesorios para bienes de capital mostraron una leve caída de 1,3 por ciento.
Socios comerciales
En la comparación por regiones, los mayores superávits se registraron con India (495 millones de dólares), Medio Oriente (277 millones) y el bloque “Resto de ALADI” (685 millones). En cambio, los principales déficits se observaron en el intercambio con China, que alcanzó 523 millones, y con el Mercosur, donde el saldo negativo fue de 460 millones. Brasil se mantuvo como el segundo destino de exportaciones argentinas, con el 14,4 por ciento del total, aunque las ventas hacia ese país cayeron 2,7 por ciento respecto a 2024, afectadas por la menor demanda de manufacturas industriales.
China volvió a ser el principal destino de las exportaciones argentinas en septiembre, con un aumento interanual de 201,7 por ciento en los envíos, explicado en gran medida por las mayores ventas de porotos de soja. También fue el principal origen de las importaciones, que se incrementaron 31,3 por ciento, con fuerte presencia de bienes de consumo y de capital. El saldo bilateral volvió a ser deficitario, en línea con la tendencia de los últimos años.
En el comercio con Estados Unidos, las exportaciones crecieron 44,5 por ciento, impulsadas por mayores ventas de petróleo crudo y oro no monetario, mientras que las importaciones aumentaron 15,5 por ciento. Con la Unión Europea, el intercambio se expandió 11,4 por ciento, aunque con un saldo negativo de 74 millones. Las ventas hacia ese bloque estuvieron lideradas por harina de soja, camarones y maní, mientras que las compras se concentraron en vehículos, medicamentos y productos químicos.
En el balance general, el repunte del comercio exterior muestra señales de dinamismo en la economía real, pero también un escenario más exigente para mantener el equilibrio externo. Las exportaciones crecen en volumen, pero los precios internacionales permanecen estables o con leves retrocesos, lo que limita el ingreso neto de divisas. Por su parte, el aumento de las importaciones refleja tanto la recuperación de algunos sectores productivos como la presión de una demanda que, en un contexto de tasas elevadas y financiamiento escaso, podría volverse insostenible si no mejora la capacidad exportadora.
La continuidad de la serie positiva —veintidós meses consecutivos de superávit— confirma que el país mantiene una balanza favorable, aunque cada vez más ajustada. El desafío será sostener ese equilibrio en un escenario de apertura comercial selectiva, donde las tensiones cambiarias y la dependencia de los precios externos siguen marcando los límites del crecimiento.
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