Casi 1000 efectivos para amedrentar a un grupo de 200 jubilados, esa es la ecuación que ayer decidió la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, junto con el apoyo del gobierno porteño. El resultado: 12 personas heridas con gases lacrimógenos, mientras que un trabajador de prensa y una jubilada fueron hospitalizados. Esas fueron las cifras del protocolo de seguridad que desplegaron ayer las cuatro fuerzas federales y la Policía de la Ciudad para impedir la vuelta alrededor del Congreso, que cada miércoles intentan hacer los manifestantes para reclamar por sus jubilaciones y medicamentos. “Se trata de un uso de la fuerza ejercido en forma ilegítima, desmedida y sin justificación contra grupos vulnerados y trabajadores/as de prensa”, indicaron desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
Los tres organismos que cada miércoles relevan la movilización de los jubilados coincidieron en el análisis de lo que pasó ayer frente al Congreso: un despliegue policial excesivo, innecesario y represivo. Según el registro del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), hubo 12 atenciones por gases y dos personas trasladadas por el SAME al Hospital Ramos Mejía: Mabel Silva y Diego Gómez. “Es un reportero digital que nos refirió que le habían pegado en la cabeza y que, por un momento, perdió la conciencia. Además, una señora a la que le pegaron con un palo, cayó y se golpeó muy fuerte la cabeza contra el piso”, le contó a este diario Esteban Chala, director del organismo.
“Cuando nos despedimos los miércoles no sabemos en qué condiciones volvemos o si volvemos”, le dijo a Página/12 Ana Tapia, una de las jubiladas que participa cada semana de la movilización. A pesar del peligro que representa estar los miércoles frente al Congreso, Ana agregó: “podemos tener cualquier sensación menos miedo porque lo que defendemos son derechos. Ese es el tema que todos tienen que entender, que hiciéramos lo mismo no nos pasaría esto y ya hubiéramos conseguido el objetivo”.
Según el registro de la Defensoría del Pueblo de CABA, se desplegaron 700 efectivos de las cuatro fuerzas: Prefectura Naval Argentina, Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, a los que se sumaron otros 200 de la Policía de la Ciudad. También hubo camiones hidrantes y motos en las calles aledañas. “Las fuerzas federales lanzaron gas pimienta de manera indiscriminada”, indicaron desde el organismo. Y lo calificaron como un “uso de la fuerza ejercido en forma ilegítima, desmedida y sin justificación contra manifestantes, personas pertenecientes a grupos vulnerados y trabajadores/as de prensa, en contravención a los principios de legalidad, necesidad y proporcionalidad que deben regir toda intervención de las fuerzas de seguridad”.
“Hacía un par de miércoles que no nos golpeaban y que nos trataban como tienen que tratar a todas las personas que van a reclamar y, sobre todo, a los viejos que ya estamos en una etapa de debilidad corporal y mental”, le dijo a Página/12 Walter Piriz, pidiendo algo tan simple como cuidar la integridad física. “Pero hoy otra vez volvió la crueldad de parte del Estado con palos y gases”, se quejó.
Rubén Cocurullo, de Jubilados Insurgentes, también estuvo ayer y pidió que Milei “en vez de gastar tanto dinero en la represión use ese dinero mal gastado en los discapacitados o jubilados”. Y agregó: “las injusticias contra el contra el pueblo se pagan. Este gobierno está oprimiendo cada día más. Cuando los trabajadores, incluso los jubilados, estallemos no quisiera escuchar a ninguno de estos ensobrados decir que somos unos inadaptados sociales. Que no se olviden que cuando el pueblo desborda es que está cansado del opresor”.
El modo cruel
Por su parte, desde la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) alertaron sobre la represión sistemática que ejerce el gobierno de La Libertad Avanza. “Se expresa de manera cruel y ocasiona perjuicios graves a las personas. Hoy dos personas terminaron internadas y varias más heridas sin justificación alguna ya que no hubo agresiones hacía las fuerzas de seguridad”, le contó a Página/12 Roberto Cipriano García, director del organismo. Y señaló que las protestas pacíficas son reprimidas con saña e intención de dañar. Es una clara violación de derechos constitucionales y una grave afectación de la democracia”.
Otra vez, la prensa fue el blanco de los gases junto con los jubilados. La periodista Lula González de la radio El Destape también fue gaseada y contó que «se volvió a los miércoles previos a las marchas masivas». «Nos tiraron directamente a la cara y se volvió a la antigua práctica represiva de ir directamente a pegarle a los jubilados y, obviamente, a los trabajadores de prensa», le dijo a este diario.
A pesar de esta política de la crueldad que Bullrich y Milei despliegan en las calles cuando el grupo de jubilados está solo, ellos responden que seguirán ahí, reclamando. “No nos queda otra que estar en la calle y espero el gobierno tenga sensibilidad”, dijo Walter Piriz. Mientras que Ana pidió a la comunidad que se sume: “Nosotros tenemos que seguir luchando porque si no lo hacemos nosotros, nadie lo hace. Y eso de la unidad hoy no se mostró mucho porque por la poca cantidad de gente que había, significa que quizá algunos ya solucionaran su tema y están un poco distantes”.
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