Por las mejoras en los ingresos reales de las clases más acomodadas, las ventas de bienes y servicios de consumo masivo pierden protagonismo al tiempo que predominan “nichos” de consumo más sofisticado, que tienen muy bajo efecto sobre los sectores pymes industriales. Este cambio de patrón en la demanda interna fue identificado por Industriales Pymes Argentinos (IPA) en su décimo informe del Observatorio IPA. Además advierten: “La producción no rebota. No hay recuperación en V, pipa de ninguna marca, ni ningún otro eufemismo: más bien, un piso pegajoso del cual es muy difícil que el mercado interno despegue”.
“Comienzan a predominar ‘nichos’ de consumo por las mejoras en los ingresos reales de las clases más acomodadas mientras que los bienes y servicios de consumo masivo están perdiendo protagonismo”, sostiene el informe número 10 al comparar la evolución de las ventas en autoservicios mayoristas y supermercados versus shoppings, con datos oficiales de Indec. Las primeras se encuentran en niveles de crisis, al tiempo que “se está dando un proceso de sofisticación del consumo mayormente volcado a shoppings y a productos tecnológicos y relacionados con el uso del tiempo libre”.
Durante el gobierno de Javier Milei la caída en el consumo es continuada pero no golpea a todos los sectores de la sociedad por igual. “La situación de los autoservicios mayoristas (tipo de comercio en el que se vuelca el consumo de los sectores de menores ingresos) se mantiene en niveles de crisis, muy por debajo de los niveles de pandemia, y cercanos a los de la crisis de 2018-2019”, apuntan sin ribetes sobre un panora oscuro.
“El caso de los supermercados es aun peor: los niveles de ventas están en mínimos históricos desde enero de 2017, es decir que el nivel de ventas es más bajo que en la crisis de finales del macrismo y que en la pandemia”, agregan. Y otro dato adquiere relevancia en este contexto es que “desde noviembre de 2023 ha aumentado en gran medida la proporción del volumen de compra con tarjeta de crédito en relación con otros medios de pago”. Es preocupante que las familias se endeuden para acceder a bienes básicos, y en un contexto en el que de igual manera están reduciendo el consumo.
Por el contrario, “los shoppings no están en niveles mínimos históricos de ventas –destacan desde el Observatorio IPA-, a partir de su caída elevada en enero, las ventas no han parado de incrementarse”. La devaluación de diciembre pasado pauperizó los ingresos de la población y el parate en las actividades productivas terminó de erosionar los salarios populares, pero el posterior atraso cambiario permitió recuperar el poder adquisitivo en dólares que favorece al consumo de los sectores sociales de ingresos altos.
A su vez, cabe destacar “que la proporción de bienes y servicios importados en este tipo de comercio es mayor que en los supermercados y mayoristas”, por lo que el efecto del atraso puede ser predominante. Aunque los investigadores no lo ven en el caso de indumentaria –que perdió participación en el total- posiblemente porque ese consumo “se centre directamente mediante e-commerce a las empresas de indumentaria extranjeras”. Esta dinámica importadora claramente perjudica a las pymes locales.
Puntualmente desde IPA advierten que: “La mayor proporción del consumo es dedicada a la diversión y esparcimiento, patio de comidas, indumentaria deportiva y a productos tecnológicos”, si bien la recuperación es menos clara en el conjunto de los electrodomésticos. También advierten un aumento en la compra de vehículos, mayormente importados, que fueron los que impulsaron la suba de patentamientos del 42 por ciento interanual en septiembre: una situación que alarma a las pymes autopartistas.
Ventas externas y coyuntura macro
¿Es posible reemplazar el consumo interno por el externo? Se preguntan los investigadores en tanto observan un fenómeno peculiar de aumento en las exportaciones manufactureras, tanto en cantidades como en valor. “Esto se debe en gran parte a la caída del consumo interno –advierten-, pero de todas formas es una escala insuficiente de producción como para sobrevivir conviviendo con los bajos niveles de demanda interna”, remarcan. Estos cambios de patrones en la demanda que se identifican dejan, lógicamente, en desventaja a las pymes industriales que por este motivo vienen demandando una respuesta de parte del Gobierno.
Repasando las cifras oficiales de Indec, desde el Observatorio IPA indican: “La industria manufacturera cayó -6,9 por ciento interanual en agosto (en julio había caído -5,4 por ciento interanual) y subió +1,5 por ciento intermensual (en julio había crecido 7,2 por ciento intermensual). El uso de la capacidad instalada fue de 61,3 por ciento en agosto, -6,6 puntos porcentuales menos que hace un año y -5,1 puntos porcentuales. comparado con noviembre de 2023”. En tanto que “la construcción, en todo el año acumula una caída de 30,3 por ciento interanual” y advierten que “la industria minera también se sumó a cierto amesetamiento”.
“Desde noviembre de 2023 los ingresos de las familias han tenido una evolución interanual sistemáticamente por debajo de la inflación”, señalan como causa del deterioro productivo mencionado arriba. “Pero el sector privado registrado al menos está recuperando sus niveles previos al Gobierno de Milei, a diferencia del resto de los trabajadores asalariados (los no registrados y empleados públicos, además de quienes perciben una jubilación)”. Repasan también que hubo una fuerte caída de los ingresos reales (tanto provenientes de salarios como de jubilaciones) durante los últimos meses de 2023 que se agravó durante los primeros meses de 2024.
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