27 de abril de 2025

Colinental

Toda la información al instante.

Que se doble pero no se rompa

Compartir este contenido

En menos de 48 horas, la diputada libertaria Marcela Pagano denunció aprietes por parte del presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, a quien había calificado de «fascista» en plena sesión. Lo hizo mientras el oficialismo intentaba blindar el DNU que habilita un nuevo endeudamiento con el FMI. Además, volvió a vincularlo con el escándalo de las criptomonedas. El comportamiento de Pagano desafió el manual de conducta libertario, que no admite críticas y exige obediencia debida a sus soldados, bajo la amenaza constante del filo de la guillotina que ejecuta Karina Milei. A pesar de su conducta desafiante, la diputada “no será expulsada” ni sancionada, según pudo saber Página/12. La determinación sorprendió incluso a su propio entorno. “La tienen al margen de todas las decisiones”, confiaron fuentes del bloque a este diario.

Lo que mantiene a salvo a la periodista del escarmiento oficialista no es un manto de piedad, sino la escasez de manos a la hora de votar en el Congreso. “Mientras siga votando con nosotros, sirve”, reconoció una fuente de ese espacio, que miró con recelo la reciente repatriación de Oscar Zago. Para conseguir un dictamen clave —y evitar que se cayera el acuerdo con el FMI—, el oficialismo tuvo que entregarle la presidencia de la Comisión de Trámite Legislativo al diputado que, un año atrás, había sido expulsado y que asumió ese rol mientras esperaba la oficialización de su alianza con el PRO en el cierre de listas en la Ciudad de Buenos Aires. “Esta me cayó del cielo”, reconoció Zago ante quienes lo felicitaban por su pequeña victoria, gestada durante sus visitas a la Casa Rosada y lejos del radar de Menem.

El origen

La disputa entre Pagano y Martín Menem se remonta a un año atrás, cuando Karina Milei ordenó dar de baja la reunión de la Comisión de Juicio Político en la que se había designado a la diputada como presidenta. Esta semana, la periodista reveló nuevos detalles de ese episodio. Contó que Menem insistió en ir a su casa esa misma noche para que eliminara el acta que oficializaba su nombramiento. Por entonces, cursaba las primeras semanas de un embarazo de riesgo y terminó internada. Además, denunció que desde el Congreso filtraron esa información, que ni siquiera conocía su propia familia.

Durante la última sesión en el Congreso, el miércoles pasado, Pagano advirtió: “Le hago una aclaración, señor Martín Menem, usted ha sido elegido por este pleno para convocar comisiones. Usted no tiene facultades para desintegrar comisiones”. Los dichos de la diputada hacían referencia a la estrategia del presidente de la Cámara que se filtró en dos audios de WhatsApp, en los que se escuchaba su voz dando instrucciones al bloque para evitar que se conformara esa comisión durante la sesión. En uno de ellos, incluso arengaba a su tropa: “Los quiero gritándome, a los gritos, puteando, nada de algo pacífico”. Menem negó que los audios le pertenecieran con una versión incomprobable: “Hay mucha inteligencia artificial detrás”.

Página/12 pudo saber que el bloque oficialista aún analiza cómo desactivar esa comisión, que Pagano defiende con uñas y dientes. “Dice que es su capital político”, contó una fuente del bloque, visiblemente molesta con la diputada. Y agregó: “Lo mejor es dejar todo en un limbo, aunque la oposición podría conseguir los dos tercios y ratificarla en cualquier sesión”. El riesgo para el oficialismo es evidente. Desde Unión por la Patria ya advierten que seguirán impulsando la normalización de las autoridades. 

Orden
66: la purga libertaria

A diferencia de Pagano, otros referentes legislativos del universo libertario no tuvieron margen para el desacato. En La Libertad Avanza, la disidencia se paga. “Ejecuten la Orden 66”, fue la frase que apareció publicada —casi como un presagio— en una reconocida cuenta libertaria de X, atribuida a Santiago Caputo, minutos antes de la expulsión de Ramiro Marra del armado porteño. La cita, tomada de Star Wars, alude a la eliminación sistemática de los “traidores a la República”. A pesar de ser miembro fundador, articulador clave y hasta financista del armado inicial, no le tuvieron piedad. El mensaje fue claro: si la guillotina cayó sobre un leal de la primera hora, nadie estaba a salvo.

A la lista de expulsados, que inauguró Zago, le siguió Lourdes Arrieta. Antes de ser echada, la diputada mendocina dejó el bloque libertario y conformó el propio. La crisis estalló en julio pasado, con la visita de seis diputados de La Libertad Avanza al penal de Ezeiza. Allí se entrevistaron con un grupo de represores, entre los cuales estaba Alfredo Astiz. Arrieta y Rocío Bonacci denunciaron que habían sido engañadas por el organizador de la visita, su compañero el diputado Beltrán Benedit. Arrieta presentó una denuncia penal. “Se tiró un tiro en el pie, tenía todo para arrasar en Mendoza de la mano de Javier”, lamentó un excompañero de bloque.

La salida de Arrieta fue eclipsada por otra expulsión, esta vez en el Senado. Por “diferencias irreconciliables”, Francisco Paoltroni fue echado del bloque de senadores de La Libertad Avanza. Al formoseño le jugaron en contra su cercanía con la vicepresidenta Victoria Villarruel, su enfrentamiento con Santiago Caputo y sus cuestionamientos a la candidatura del juez Ariel Lijo. Con la eyección de Paoltroni, el oficialismo quedó con apenas seis senadores en la Cámara alta, cada vez más debilitado en un Senado dominado por Unión por la Patria.

source

Compartir este contenido